Querida abuela Juanita:Te contemplo en esa foto, la única foto que he visto donde apareces como lo que un día fuiste, antes de ser abuela y antes de ser madre, aunque también lo fuiste mientras te convertiste en la madre de mi madre y de mi tío. Maestra. Con una elegancia y una autoridad que ahora nos cuesta años conseguir, si es que lo conseguimos. Con una toquilla en la cabeza y unos guantes blancos sujetando la herramienta más preciada para poder ejercer en el día a día: el libro, el que llamaban “la enciclopedia”. El gran tesoro que contenía todos los saberes considerados básicos para el tiempo de escuela. Llevas entre tus brazos esa maravilla de papel que encierra entre sus páginas días y días de enseñanza, de prácticas de escritura con plumilla y tintero, momentos de paciencia y esfuerzo por aprender a escribir bien, con perfectísima caligrafía y sin escatimar minutos para realizar cualquier cosa lo mejor posible, lo mismo fuera una redacción, que un dibujo, que una costura, que una representación teatral. Transmites calma y firmeza rodeada de tus alumnas de caras relucientes e ilusionadas. A tu derecha, en cambio, las mujeres que ya no sonríen, que han sufrido tanto y acompañan a la señora que se aproxima a la muerte vestida de negro, con un rosario entre las manos, mirando ya su alma más al más allá que al más acá. Y tú en medio de esos dos mundos, como un puente que conoce bien las dos orillas.¿Sabes? Por fin, pasados los 50 me decidí a dar el salto y seguir tus pasos profesionales. Soy una recién llegada a estos colegios donde tengo la ocasión de ejercer como maestra interina. Cada lugar está siendo único para aprender y aprender, para ir mejorando y adquiriendo esa calma y esa firmeza que tú bien jovencita tenías. Como sabes, hace ya tiempo que todo se llenó de color. No solo las fotografías, sino la vida en general. El mundo infantil está lleno de color, en sus ropas, juegos, juguetes, su situación en la familia… pero esa parte dolorida que salía a tu derecha en la foto, esa vida en blanco y negro, que ahora se llama angustia, depresión, vejez… sigue existiendo aunque nos empeñamos en no dejarla salir en la foto. Solo queremos color.También llenos de color están los libros. Hay libros de texto maravillosos, con todo magníficamente ilustrado. En las editoriales trabajan constantemente por elaborar materiales atractivos para los niños y miles de recursos que podamos utilizar las maestras para hacer más ameno el aprendizaje, con juegos, mapas mentales, vídeos, propuestas de lo más variadas al alcance de la mano. ¡Si vieras! Con internet y las pizarras digitales podemos asomarnos a cualquier realidad en un instante. Google maps nos puede llevar al pueblo de una niña recién incorporada a nuestra escuela, lo mismo que encontramos sin dificultad definiciones e imágenes que acerquen los significados de cualquier palabra…. Libros digitales ¿te imaginas? Es increíble, abuela. Y todo ¡tan atractivo y lleno de color!¡Pues no te lo vas a creer! Ahora se ha puesto de moda decir “yo enseño sin libros de texto”. E incluso en algunos colegios, cuando sacan las vacantes, dejan un asterisco al lado que deja la aclaración *metodología sin libros de texto”. Yo me quedo a cuadros. ¿Cómo pueden renunciar a un material tan fantástico? Además creo totalmente en ese dicho de “cada maestrillo tiene su librillo” y con ello, la libertad de cada docente de enriquecer el contenido de cualquier libro de texto con su creatividad y la de su grupo de clase. Pero, así, de antemano “yo, sin libros de texto”, se me hace tan extraño como si en una clínica aclaran “nosotros operamos sin anestesia”. O si en un restaurante exigen a sus trabajadores “nosotros, sin electrodomésticos”, o sea, ni batidoras, ni termomix, ni lavavajillas... ¿No es extraño? ¿Cómo renunciar a un material tan valioso, adaptado a las exigencias legistalivas y trabajado por un buen equipo de profesionales y lleno de color? ¿Es que quien renuncia a todo ello cree que puede hacerlo mejor acaso?Abuela, a veces se nos va un poco la olla. Creo que tenemos que tener más humildad y abrir los ojos a lo que tenemos. Hemos de trabajar primero en las cosas básicas y luego ya vendrán otras ideas más llamativas, más de contar en congresos innovadores. Me he encontrado con grupos de niños que no saben lo más elemental, como por ejemplo estar en 5º y no saber las tablas de multiplicar, ni escribir de forma legible, ni redactar lo más mínimo y el equipo de maestras planteándose hacer un proyecto para que diferencien la Paleontología y la Arqueología. ¿O es que los maestros ya se han aburrido de trabajar las cosas elementales y tan necesarias de la educación primaria o es que quieren lucirse siendo los más innovadores del mundo o es que se nos va la olla, como te digo?Hay muchas cosas buenas que también van pasando en los colegios. Por ejemplo, los niños se sienten más seguros y participan a tope en todo. Están totalmente en confianza y no temen ni a la autoridad ni temen meter la pata. Tanto participan que incluso interrumpen constantemente, tanto a maestras como a compañeros. Todo lo que pasa por sus pequeñas cabezas sale públicamente, sin filtro. Eso indica que se sienten muy bien, como en su casa. Y ahí también hay tarea que hacer, claro, para que vayan seleccionando lo que han de decir.¿Qué te parece que los maestros renuncien a los libros de texto? ¿Y qué te parece que algunos centros lo “impongan” para todo el profesorado? ¿No te parece increíble? Pues está pasando y aquí mismo.Bueno, abuela, esto te cuento por hoy. Me siento como el niño del “Traje nuevo del Emperador”, si digo estas cosas que veo sé que pueden tacharme de antigua o qué se yo, pero no me importa. Para mí lo más importante es tener en cuenta las necesidades de los niños y de las niñas de clase, que vivan felices su niñez y que aprendan alegremente todo lo que puedan, en buen ambiente y con entusiasmo. Y ¿sabes? en muchas familias los libros de texto son los únicos libros que entran. No podemos olvidarnos de ello.Un abrazo, de nieta a abuela, de maestra a maestra.