Pilar, tienes el pelo cano y los ojos tristes. Con tus muchos años, te miro y veo cómo eres de vulnerable físicamente, mujer. Pero el espíritu de tu alma es de acero. Tus formas de pensar son más flexibles, más idóneas a las necesidades de los demás. Tienes una gran capacidad para observar los ahogos ajenos. Saber ver con el corazón te hace un ser de luz. No dejes que el despertar de la noche te suma con su triste apariencia. También sin claridad se puede ver con el pensamiento. Enciende tu mente con la chispa de la imaginación. No dejes de intentarlo. Que me dará mucha pena no poder observarte en todo tu esplendor. Tal como eres gran persona.

No olvides que todo el mundo que te conoce te quiere. Ya me gustaría a mí que me apreciaran como todos lo hacemos contigo. Te has merecido ese pódium de amor. Recuerda que para mí has sido como una madre. Que aunque no te vaya a ver, no dejas de tener un sitio en mi corazón. Te llevo siempre en mi pensamiento de gratitud a pesar de no estar ahí.