Tras la corta a tala rasa de varias parcelas de roble americano en el Monte Cerrado, queremos compartir algunas reflexiones. Al parecer, los planes del Ayuntamiento son eliminar completamente, a matarrasa, todos los pinos y robles americanos del Monte Cerrado. Eso acabaría con la vegetación de 27 hectáreas de bosque situadas a escasos un kilómetro del pueblo. Alguos experos apuntan a que, si todo va bien, tendríamos que esperar al menos 25 años para empezar a ver árboles. Bajo el argumento de que "solo se necesitaría una intervención", técnicos del Gobierno de Navarra abogan por este tipo de procedimiento tan drástico y definitivo, sin tener en cuenta las nefastas consecuencias para el sotobosque y el resto del ecosistema.Hace aproximadamente cien años el Monte Cerrado fue creado como un cultivo forestal, sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en un emblemático lugar para muchos. Su frondosidad y belleza, su proximidad y accesibilidad hacen de él un enclave perfecto para disfrutar de la naturaleza.Sabemos que la supervivencia de muchos de los seres vivos -y los árboles no son ninguna excepción- depende de su interconexión. La labor de protección que los árboles más antiguos ofrecen a los más jóvenes es imprescindible para su crecimiento. Suponiendo que la tala del roble americano fuera algo beneficioso para el monte, hay maneras de regeneración respetuosas y orgánicas que contemplan el desarrollo progresivo de los bosques. Es un asunto de tal magnitud y de consecuencias tan determinantes para toda la comunidad que pedimos que paren esta tala masiva mientras abrimos un debate y realizamos una consulta popular al respecto. No queremos acabar sin antes invitaros a leer en la sala de plenos del Ayuntamiento la Plegaria al Árbol que en su día escribieron nuestros mayores y que desde la pared nos apela.