Dos certezas: la vacuna funciona y en España -90% de la población diana vacunada- es un éxito. Por eso nuestros datos son mejores que en Europa. Aun así, el egoísmo de pocos pone en riesgo la vida y recuperación de todos. El 10% no está vacunado, y por ello el 70% de ingresados en la UCI no han querido o no han podido vacunarse y son la mayoría de fallecidos.Si continúa la transmisión, el virus mutará; y, a más contagios, mayor riesgo de llegar a una variante que escape a la protección de la vacuna. No vacunarse es un acto de irresponsable egoísmo universal que mata y no un acto de libertad individual. Para obligar habría que reformar leyes y llevaría tiempo y bronca político judicial.Así que, además de pedagogía, mascarilla para todos en todo momento. Y a los 4 millones de egocentristas no vacunados -excepto excluidos por razones médicas-, debemos dificultarles el día a día con un salvoconducto sanitario que impida su entrada a cualquier espacio cerrado y terrazas de bares, como en Francia.