ivimos en una sociedad que antes de que te des cuenta le ha dado la vuelta a cualquier iniciativa. Ahora, lo verde vende y mucho.

La industria automovilística nos dice que los vehículos eléctricos están libres de CO2 en el momento de la venta, nada hablan de los problemas del reciclaje de estas pilas y de su longevidad o vida útil.

Nos quieren cambiar la carne por la ingesta de insectos para ahorrar agua y emisiones de CO2 o, peor, para comer carne sintética impresa en 3D. Nada sabemos de la huella ecológica del empleo de esas impresoras 3D en esta neocarne.

Y así con todo, hasta los políticos hablan del Pacto Verde, la estrategia de Biodiversidad 2030... Y llega Glasgow y se queda en agua de borrajas, eso sí de color verde desvaído.

Me pasan un artículo que habla de gestionar más que plantar, lo firma un ingeniero de Montes y gerente de la Asociación Forestal de Navarra Foresna Zurgaia vinculada al Gobierno Foral de Navarra.

Según su página en internet (web) la naturaleza y los objetivos recogidos en sus estatutos son:

Agrupación de los propietarios forestales, titulares de monte y gestores de la propiedad forestal (forestales de Navarra), tanto en su condición de personas físicas como jurídicas.

? La representación, defensa y negociación de los intereses y derechos de los propietarios forestales de Navarra ante las Administraciones Públicas, nacionales e internacionales, medios de comunicación y opinión pública en general.

? Realización de estudios, propuestas e informes sobre la problemática forestal, y su presentación y divulgación entre los afiliados, entidades, organismos y empresas.

? Asesoramiento, formación y reciclaje individual y general para la optimización de la gestión forestal.

No se aprecia una especial preocupación por el medio ambiente.

Coincido en que no todo es plantar y repoblar, pero esa mentalidad ha sido la que los ingenieros de Montes heredaron desde que el extinto ICONA era su reducto y desembarcaron posteriormente en los departamentos de Medio Ambiente, haciéndolos a su imagen y semejanza y postergando a otros profesionales, biólogos, edafólogos, químicos, físicos, que también tienen que decir algo en este ámbito.

Para muestra, de más de 200 personas que trabajan en el Dpto. de Medio Ambiente del Gobierno Foral sólo hay 15 biólogos, y de ellos el 40% son interinos, de los que tanto usa la Administración.

En cuanto a las repoblaciones claro que hay que repoblar, y con cabeza, pero por desgracia para nuestros bosques han primado criterios de productividad antes que de conservación de hábitats y biotopos. Nuestra Navarra se ha llenado de pinos laricios sin saber cómo afectaban a la acidificación de los suelos y a la fauna edáfica o microfauna. La biodiversidad no es sólo la macrofauna y la vegetación.

Hoy en día y por desgracia de la pandemia sabemos que todo está relacionado. Los biólogos venimos defendiendo el termino Ecosalud (One Health), junto con otros colectivos profesionales, farmacéuticos, veterinarios, y algunos médicos, no todos pues a algunos les puede el corporativismo. Enfermedad que también afecta a otros colectivos y cuya vacuna es la interprofesionalidad. Para ello hemos de conservar el medio ambiente, es cierto que se puede rentabilizar el mismo. Sin embargo, no todo puede verse tras el prisma de la rentabilización. Y más cuando se usa el adjetivo sostenible, que muchas veces se puede cambiar por sostenida. No tengo nada contra los ingenieros, pero la formación nos troquela el cerebro y los ingenieros ven procesos y rendimientos, y más si son gerentes de una empresa que entonces ven balances, aunque ésta sea pública o pseudopública. Mientras los biólogos vemos sistemas, sus relaciones y sus inestables equilibrios que funcionan porque todos los seres vivos que los habitan aportan algo, aunque los profanos a unos los traten de plagas (agricultores), a otros de alimañas (ganaderos) y otros como mero recreo deportivo (caza-pesca).

Para una correcta conservación de nuestros bosques y mantenimiento de la biodiversidad total (botánica, macro y microfauna), a la vez que controlamos el calentamiento global hemos de encontrar el equilibrio entre la visión del ingeniero de montes y la del biólogo, ambos como técnicos de igual peso, aunando en la interprofesionalidad. Además de considerar los intereses de otros grupos, empresas forestales, cazadores, pescadores, ganaderos, granjeros, educadores ambientales y resto de población que le gusta pasear por los bosques. Sin olvidar que el bosque es el verdadero protagonista. Ya es hora de que los árboles nos dejen ver el bosque. Y que a los biólogos se nos tenga en cuenta.

Ya nos advertía el poeta granadino: Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa.

Nuestra casa la Tierra, según Jeff Bezos, pronto no será nuestro hogar y vendremos de visita.

El autor es licenciado en Ciencias Biológicas