Hay aspectos en los que la monarquía se ha actualizado. Pero en otros existe una resistencia férrea a cambios necesarios. Son cuestiones que no salen en los medios de comunicación y que la ciudadanía desconoce. Como la presencia del blasón de la dinastía en el escudo de España. Sobre los cuartiles que representan a Castilla, Aragón, León, Navarra y Granada, está el escusón con las tres flores de lis de los Borbón. En Suecia y Dinamarca sucedía algo similar, pero desde hace tiempo el símbolo familiar figura únicamente en el escudo de armas del monarca, no en el de la nación.Al comienzo de la Transición, era un tema en el que no había consenso, lo mismo que con la bandera. Finalmente el artículo 4.1 de la Constitución de 1978 establece que la de España es la roja y amarilla. Pero el escudo no fue recogido en su texto. El problema era, fundamentalmente, el de la presencia del escusón. El portavoz del PSOE, Felipe González, señaló que representaba una "concepción patrimonial" del Estado. Prosigiuió el largo (y casi oculto) debate. Entretanto se produjo el intento de golpe de Estado de Tejero (23/02/1981). La izquierda cedió, por lo que el escudo tiene las flores de lis. Tampoco se ha seguido más tarde el ejemplo de Suecia o Dinamarca.Cuando la opción a favor de la república (o, más exactamente, de rechazo a la monarquía) alcanza ya cotas muy altas, habría que introducir ciertos cambios necesarios. En caso contrario, se plantearán otras opciones.