Esta carta iba dirigida a ese mínimo porcentaje que no quiere vacunarse. Los antivacunas son de amplio espectro: para unos es un montaje y no existe el virus, otros creen que nos inoculan nanochips para controlar a la población, y que algún día Bill Gates pulsará el botón. Como no soy experto en la materia, mi sentido común me dice que haga caso a los que saben: la comunidad científica. Ellos tienen las pautas a seguir, pero llevan lidiando con posturas políticas que velan más por intereses meramente económicos. Lo cierto es que la gente -vacunada o no-, está más que harta de que modifiquen protocolos casi a diario y no liberalicen de una vez las patentes a nivel mundial. Las farmacéuticas ya han ganado más que suficiente. Todo este hartazgo hace que los negacionistas tengan cada día más adeptos. Pero si no quieren hacer caso a los científicos, al menos que crean en la estadística: en un gráfico se ve el brutal incremento de mortalidad en 2020 respecto al 2019. Sabemos que estas vacunas no son la panacea, pero al menos evitan muertes y sirven de muro de contención hasta que salga algo mejor. ¿Qué no lo quieren ver? ¿Que todo está manipulado y es fake? Vale, mejor hacer caso a lo que dice un youtuber por Telegram ¿no? Me he informado sobre postulados negacionistas para intentar entenderlos, pero hablamos idiomas diferentes que no los traduce ni Google. Por eso no quiero perder más tiempo en intentar convencer a un negacionista, y menos a los que quieren vacunarse ahora sólo para poder ir de fiesta: ¿Pero vamos a Rólex o a setas? Lo dicho, carta cancelada, no puedo con esta gente.