Estoy hablando de alguien que es incapaz de de tener empatía, buen rollo, podríamos decir. Lo malo de las guerras es que los cañones, los aviones, los misiles y los muertos eclipsan todas las noticias mundiales de importancia. Y muestran los psicópatas que andan por el mundo con un poder casi infinito y una falta total de empatía por los demás. Putin es una fábrica de matanza, un especimen tan monstruoso creado en los laboratorios de la KGB, eliminando de su conciencia todo rastro de sensibilidad al dolor. No hay más que verle la jeta plastificada y fría. Me recuerda a esos militares que estaban en las cabinas del aeropuerto de Moscú, impertérritos, fríos, con unos ojos heladores azules, que te sellaban el visado mirándote con unos ojos que te taladraban ojeando los espejos que te reflejaban por delante y por detrás, por arriba y por abajo, mientras lo sellaban con un golpe de sello, parecido a un taconazo militar, seco. Empatía negativa. Te sentías un criminal. Ese hombre es el que manda arrasar ciudades queriendo demostrar al mundo que tiene razón y que necesita matar a los enemigos, encarcelar a los que protestan, y poner el mundo patas arriba para que sepamos quien manda. Un psicópata.