El motivo de esta misiva es mostrar mi agradecimiento hacia unas maravillosas personas. Hace un tiempo retumbaba por calles y plazas el unánime aplauso hacia sanitari@os, médic@s y enfermer@s. Como todo en la vida, el entusiasmo humano se diluye al poco y desaparece, pero no en todos los casos.El día 28 de marzo fui intervenido por el equipo de Neurocirugía del Hospital de Navarra por una doble hernia discal en cervicales C3 y C5. No entraré en detalles de la operación, pero quiero hacer constar que, desde el anestesista, pasando por los celadores, l@s enfermer@s y el propio neurocirujano, derrocharon conmigo toda clase de explicaciones y frases amigables henchidas de tranquilidad y confianza.Una vez hubo concluido y desperté de la anestesia, fui conducido a la habitación 106, pabellón N. Mi compañero era un señor de avanzada edad, y el cariño, la atención y la delicadeza con las que lo trataron, y que también pude disfrutar, eran inimaginables. Estas personas eran todo profesionalidad, paciencia, cariño, dulzura y sonrisas, el paraíso a no ser por los dolores consecuentes a la intervención. Sirvan estas líneas como aplauso de oro para tod@s est@s profesionales que, a pesar de tan difíciles circunstancias, han permanecido en sus puestos atendiendo con dedicación, experiencia intachable y cariño inconmensurable a quienes están sumidos en el dolor. El enorme riesgo y dificultad de la disectomía, y el sufrimiento físico que ello conlleva, son merecedores de pasarlos, más que nada por la oportunidaed de conocer y tratar a est@s superhombres y supermujeres.Espero que la vida os premie con la suerte y el aplauso que merecéis, el mío y mi corazón ya son vuestros. ¡Gracias, eskerrik asko, equipo de Neurocirugía y sanitari@s tod@s del pabellón N del Hospital de Navarra. Con todo mi cariño y agradecimiento.
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