Mientras estamos enfrascados en los grandes temas que hoy nos agobian y preocupan a nivel nacional o internacional, no prestamos suficiente atención a los movimientos que se vienen sucediendo en el amplio espectro empresarial y financiero mundial, donde vertiginosamente se están acumulando unas cotas de poder inimaginables en manos de unos pocos multimillonarios.Hace solos unos días, la red social Twiter ha pasado a ser propiedad del gran empresario tecnológico Elon Musk, por el módico precio de 44.000 millones de dólares. Esto supone que esta poderosa herramienta de comunicación ya no será controlada por los accionistas, una vez que deje de ser cotizada en Bolsa, sino que un solo hombre tendrá el control absoluto de una gran parte de las comunicaciones que hoy se entrecruzan de un extremo a otro del globo terráqueo en fracciones de segundos.Si a esto se le añade el dominio que está alcanzando en sectores tan sensibles como la lucha espacial con su empresa Space X, o en otras dedicadas a la fabricación de coches eléctricos, transportes de alta velocidad o ingeniería artificial, resulta evidente que se está articulando un pool de supermillonarios, que junto a nombres como Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg o Warren Buffet, serán los auténticos administradores del quinto poder con todas las posibilidades de situarse en cabeza y desplazar a los otros poderes de los Estados.Según Musk, Twiter se ha convertido en un foro público mundial, y al parecer uno de sus propósitos es garantizar la libertad de expresión. Me imagino que Trump, censurado desde el asalto al Capitolio, o los aficionados a los toros en España, por ejemplo, tomarán buena nota de ello. El problema es que esta arma nuclear de comunicación adolece de graves riesgos como son la proliferación de bots diseñados para operar de forma automatizada y despersonalizar la comunicación, o la alarmante exaltación de las mentiras o fake news que tanto daño están haciendo a personas e instituciones. ¿Puede un hombre solo controlar esta poderosa plataforma y corregir estas graves deficiencias?¿Están conectados estos nuevos señores del mundo con los grandes acontecimientos que hoy sufre la humanidad como la pandemia, la desestabilización de Europa o la grave crisis energética y económica? ¿Les guía solo el poder económico? ¿Son los verdaderos artífices del Nuevo Orden Mundial tan ideologizado y desacralizado?