Cuando se visita el edificio de Urgencias sanitarias del Hospital Universitario de Navarra en Pamplona (antiguo Complejo Hospitalario de Navarra) se aprecian principalmente dos hechos.El primero, es la excelente atención de todo el personal, que desbordado muchas veces par la gran cantidad de enfermos que desean ser atendidos, se esmera en realizar su trabajo. En segundo lugar, se comprueba las molestísimas dificultades para aparcar de urgencia.Al llevar a un familiar a Urgencias se va con preocupación, por lo menos, o con una gran ansiedad en la mayoría de los casos y te encuentras que no se puede aparcar ni unos momentos para llevar al enfermo al interior del edificio a realizar las primeras gestiones, que, por supuesto, en la mayoría de las ocasiones el enfermo no puede realizar por sí mismo.Aquí está el grave problema, no hay delante del edificio unas pocas plazas para aparcar, aunque fuese por un periodo de tiempo limitado de 10 o 15 minutos y así poder realizar la gestión primera urgente y después buscar sitio para aparcar. Lo más próximo libre es el parking subterráneo. Hay espacio disponible para poder hacer estas plazas de aparcamiento cercanas a la puerta de acceso. Por otra parte, teniendo en cuenta que próximo a Urgencias se encuentra el hospital oncológico de día y que la mayoría de enfermos tienen que ir acompañados, a sus permanentes revisiones, parece razonable que se ampliase la zona limitada de aparcamiento, ya que las plazas existentes son muy pocas y lógicamente casi siempre están ocupadas. Esto genera la misma situación, anteriormente citada, debiendo abandonar al enfermo, sin poder realizar las primeras gestiones, que habitualmente no puede hacer por sí mismo. El traslado de estos enfermos muy limitados en su movilidad, en muchos casos, se convierte en una pesadilla añadida. Hay espacio en la zona próxima para hacer algunas plazas de aparcamiento que tuviesen una corta limitación horaria.Pienso que es una petición razonable, poco costosa y que eliminaría la grave dificultad que existe en este momento al acompañar a un familiar tanto a Urgencias como al edificio de atención oncológica y que añade una preocupación más al momento ya preocupante y a veces muy angustioso de la situación. Quien habitualmente tiene estas vivencias sabe que esto no son nimiedades.