"No hay mejor maestro que la biarra". El vocablo biarra se traduciría como necesidad y habría pasado a formar parte del substrato léxico de amplias zonas de la zona media de Navarra en la cruda postguerra española y, aunque tras el milagro económico de los años 70, la niebla del olvido la cubrió con su manto, la previsible crisis económica mundial que se avecina para el próximo quinquenio, volverá a poner dicho vocablo de plena actualidad. Así, el shock traumático provocado por la irrupción del coronavirus y la previsible entrada en recesión de las economías obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que lo sustentan tras el hundimiento de la torre de la globalización universal y el final del consumismo compulsivo. Así, el retorno a escenarios de recesión económica provocará el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, con lo que el retorno al medio rural se perfilará como una alternativa seria. Así, según CCS (Centro de Colaboraciones Solidarias), "no es posible seguir creciendo de forma indefinida pues seguir por esa senda tan solo producirá más miseria social y más destrucción ecológica y para ello hay que gestionar de forma sostenible nuestra riqueza natural". En este contexto de retorno al sector primario, Navarra basará su fortaleza en la tríada mediterránea (cereal, vino y aceite) así como en la explotación agropecuaria y forestal, y emerge la energía verde como alternativa energética, lo que implicará la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y de lo que sería paradigma la planta de biomasa de astillas de madera de Aoiz que estará operativa en el 2022. En consecuencia, la biarra forzará al imaginario colectivo a adoptar una nueva forma de pensar y una actitud proactiva ante la irrupción del nuevo escenario de crisis mundial que tendrá como efectos benéficos el redescubrimiento de valores caídos en desuso como el esfuerzo, el decrecimiento, la economía circular, el auzolan, la solidaridad, el respeto por el medio ambiente y la búsqueda de una nueva utopía.