El PP, con la inflación como telón de fondo, abre una nueva vía de confrontación a costa de los impuestos. A ver, ultraliberales, cojan lápiz y papel. Escriban 200 veces: "Que no, que no hay que bajar impuestos, que preservan hospitales, colegios, infraestructuras, desempleo, igualdad que no se recauda más. Hay que atacar el origen del problema y renacionalizar".

La excusa para desatar la inflación fue la crisis energética motivada por la guerra de Putin. Las petroleras, eléctricas y gasísticas -servicios de primera necesidad para un país-, se han puesto las botas. Fue el gobierno de Aznar quien malvendió a manos privadas empresas estratégicas del Estado llamadas "joyas de la corona" como Repsol, Campsa, Red Eléctrica o Endesa. Si hubiesen seguido teniendo participación del Estado, otro gallo nos hubiera cantado. La inflación es fruto de haberse deshecho de estas empresas, unido a un mercado libre de mercaderes insaciables y sin escrúpulos. Entonces, ¿de qué se quejan?