Desgraciadamente, a la hora de redactar esta misiva me encuentro hospitalizado a causa de una intervención quirúrgica, intervención que ha sido totalmente satisfactoria gracias al buen hacer de todo el personal que me ha atendido: desde las celadoras, celadores, servicio de cocina, de limpieza, y personal sanitario en general, auxiliares de enfermería, enfermeras, enfermeros, médicos y médicas, todos ellos, cada uno en su campo, excelentes profesionales.

Y este buen trabajo lo llevan a cabo a base de voluntarismo, dado las condiciones más que precarias en las que están trabajando, dado el deterioro que viene sufriendo la sanidad pública en Navarra: listas de espera interminables, falta de médicos de cabecera, pediatras en los centros de Salud (eso es lo habitual, y que no se cojan vacaciones porque no se ponen los sustitutos, aumentando la carga de trabajo a los compañeros y compañeras), derivaciones de pacientes a clínicas privadas, San Juan de Dios, Clínica Universitaria, San Miguel...

Capítulo aparte merece la atención que nos brindan en los centros de Salud Mental, donde las citas con psicólogos clínicos o psiquiatras te las dan de tres en tres meses, con lo cual acabas recurriendo a psicólogos privados, que solo se los pueden pagar los que tengan capacidad económica para ello.

¡Qué lejos quedan los tiempos en los que aplaudíamos a los sanitarios desde los balcones! Ellos siguen mereciendo nuestro reconocimiento, pero no los gestores de lo público, que se afanan de manera notoria en deshumanizar, explotar y vender nuestra sanidad, y con ello nuestra salud a los lobbys sanitarios privados.

La sanidad pública no se vende, se respeta y se defiende.

Para finalizar, quisiera hacer un llamamiento a los usuarios navarros para que tomen conciencia de la situación por la que estamos atravesando en centros de salud, urgencias y hospitales públicos y se movilicen, cada uno a su manera y en la medida de sus posibilidades (quejas a Atencion al paciente que rompen sus estadíticas y que son recomendadas por los propios médicos cuando nos quejamos...).

A la consejera, que es a quien va dirigida esta carta, le recordaría que está gestionando nuestro dinero, y por lo tanto le exigiría que lo destine a mejorar la sanidad publica (que conlleva una implicación política y de gestión de recursos en la mejora de unas condiciones laborales dignas para sus trabajadores), y que es a nosotros, los usuarios, a quien se debe y no al Opus Dei y demás grupos de presión.

Un saludo y todo mi respeto para nuestros sanitarios.