La película Argentina 85 es altamente recomendable, tanto por su calidad como homenaje testimonial a los que supieron enfrentarse a aquella locura militar, en especial el coraje del fiscal Julio Strassera y el Nunca más de Ernesto Sábato y después someter a los golpistas a juicio arriesgando hasta el límite. Supone una esperanza para quienes han padecido el asalto al poder por militares, pues ello demuestra que tarde o temprano todos terminan respondiendo ante el pueblo y no por afán de venganza, sino por dignidad. Se sale de la sala henchido de confianza y ánimos de que al final todos los militares que asaltan el poder legítimo  lo pagan. Pero hay una excepción, pues el golpe militar del 36 de Franco, al que siguió una dictadura férrea y una chapuza conocida por Transición, consistió en conceder la amnistía a todos los golpistas y sus sucesores aplicando la Ley 46/77, de 15 de octubre de Amnistía. Se temió que la aventura española de derribo de la República terminaría en olvido general porque "El perdón nos hace mejores" y la Constitución ha convertido a todos los españoles en demócratas. Y cabe preguntarse por qué los nazis pagaron en Nuremberg, Musolini terminó colgado de un poste, los ilustres generales de la Junta Militar argentina condenados ante un tribunal y los pueblos finalmente recuperan la dignidad. España es ahora una democracia reconocida en todo el mundo, sin reproche alguno para los golpistas. ¿Y cuál es la diferencia? Pues que la Transición la diseñaron los propios que derribaron la República y sus sucesores y se colocaron en posición de ventaja en la posta de salida. Es decir, que jugaron a ganar y no perder la aventura de apoderarse del estado. Pero que no se confíen, que, como afirma Sábato, los pueblos con conciencia son invencibles. Además, todos los otoños hay txarriboda el día de San Martín.