Así de rotunda se pronuncia Adela Cortina. A partir de esta idea, proponemos una reflexión sobre el sentido de la educación, la transformación social y la justicia global.

Se nos ha hecho creer que el objetivo principal y único de la educación es desarrollar al máximo las capacidades individuales de cada persona. Si soy excelente ya he logrado ser óptimo. Mientras tanto tenemos muy cerca a una persona mayor atenazada por la soledad; o a un niño que necesita acompañamiento para caminar en su educación; o un adolescente falto de una red social que le apoye en su ruta de inclusión; o recién nacidos que mueren por no contar con una cuna climatizada para sus primeros días de fragilidad; o unas floraciones heladas por no ajustarse al amenazante nuevo clima, o…

Esta falta de fraternidad, de una ética del cuidado, de la generosidad, de una solidaridad horizontal en la educación empaña la afirmación del propio Aristóteles hace más de 2.300 años: “La persona es un ser social por naturaleza”.

Tenemos la necesidad de gritar que excelencia académica y compromiso social no solo son compatibles sino que, además, se enriquecen mutuamente.

Sobre estos principios se asienta la filosofía y metodología que conocemos como Aprendizaje-Servicio Solidario (AySS). Aprender para prestar un servicio de mejora de la realidad. Aprender para ser personas solidarias. Y prestar un servicio para mejorar los aprendizajes individuales, fijarlos, hacerlos vivenciales, grabando estos valores de forma indeleble en los nuevos ciudadanos y ciudadanas activas. Aprendo para hacer mejor un servicio. Y hago un servicio para aprender más, mejor. Cobra sentido mi aprendizaje porque lo hago para aplicarlo en una ayuda al otro. Por ello, el trabajo en red es imprescindible: centros educativos, entidades sociales, instituciones… trabajando solidariamente por un mundo centrado en las personas y sus necesidades.

Con palabras de Eduardo Galeano : “Actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. ¿Puede tener mejor finalidad la educación que mostrar a los y las jóvenes que el mundo no es como lo han heredado sino que, cooperativamente, se puede rehacer?

En estas breves líneas no es fácil explicar la riqueza de esta propuesta educativa que lleva años implantándose y creciendo en Navarra y en el mundo. Que poco a poco va contando con el apoyo de nuestras instituciones y que, con la ayuda del Departamento de Educación, el Ayuntamiento de Pamplona, la Federación Navarra de Municipios y Concejos y el Instituto Navarra de Juventud, celebra entre el 31 de enero y el 1 de marzo las I Jornadas Navarras de AySS. Es creciente el número de proyectos que cada año se presentan al certamen convocado por el Ayuntamiento de Pamplona desde 2017. Crece exponencialmente el número de proyectos presentados al certamen de la Red Española de Aprendizaje-Servicio (REDAPS). Y son numerosos los y las docentes que se han formado y viven en sus aulas en esta filosofía y metodología. Y emociona ver muchos de los servicios que prestan a otras personas locales o globales.

Toca ahora reflexionar, en las citadas jornadas, sobre la relación que el AySS tiene con el marco curricular Lomloe, con la evaluación propuesta en esta ley, con la justicia global y la transformación social, con los valores que se vivencian, con la sostenibilidad y la educación ambiental…

Cerrando el círculo, terminamos esta reflexión con las palabras de otra mujer, Nieves Tapia, presidenta del Centro Latinoamericano de AySS: “Cuanto más desafiante y significativo sea el servicio solidario, más significativos serán los aprendizajes. Hace falta saber más para cambiar el mundo que para aprobar un examen”.

Se puede conocer mejor el AySS, las experiencias reales en Navarra y la propuesta de estas jornadas en la web de la Red Navarra de AySS (https://redayssnavarra.org/).

El autor es presidente de la Red Navarra de Aprendizaje y Servicio Solidario