El próximo 24 de mayo es el Día Internacional de las Mujeres para la Paz y el Desarme. Este día no suele tener mucha repercusión mediática, pero no por ello debemos olvidarnos de que muchas mujeres y niñas necesitan ser protegidas especialmente, porque adquieren la condición de refugiadas al escapar de un país inmerso en un conflicto bélico. Tampoco disponen de recursos para afrontar su nueva realidad.

Desgraciadamente, a día de hoy, aún hay personajes sin escrúpulos que se quieren aprovechar de la situación de vulnerabilidad por la que atraviesan y les ofrecen una ayuda que enmascara unas intenciones lesivas y en algunos casos, de carácter sexual. Por ello, es importante desarrollar políticas institucionales de concienciación. También se debe facilitar a las mujeres refugiadas y apátridas el acceso a programas orientados a la superación de barreras relacionadas con la educación y al mismo tiempo, ofrecerles un digno abanico de oportunidades.

Ya lo dijo Albert Camus: “La paz es la única batalla que vale la pena librar”.