¡Lo que son las cosas!... Cuando estaba a punto de cumplir los 70 años, he recibido la triste noticia de que me derriban, de que apenas quedará de mí unos pocos metros de pared y el recuerdo en la mente de miles de tudelanos. Me presentaré, soy el frontón de lo que ahora se llama Instalaciones Ribotas.

Haciendo memoria, recuerdo que nací en 1957 cuando el franquismo hacia sociedades de Educación y Descanso para fomentar y promover el deporte. ¡Qué lejos queda!, durante mi larga vida viví la transición, la democracia y números gobiernos municipales de toda índole.

Me han dicho que mi demolición se debe a que mi estructura se dañó tras la última riada. La verdad es que yo no me siento tan mal y creo que habría más soluciones para evitar mi sentencia, pero seguro que no hay muchas ganas y ni siquiera se destinará un euro para salvarme. En esta época no hay lugar para la nostalgia y han decidido que soy prescindible. Sí, ya sé que dicen que me van a reconstruir, pero he visto tantas promesas hechas a estas instalaciones por parte de los distintos ayuntamientos que no me lo creo del todo y creo que éste será mi fin.

Con las decenas y decenas de riadas que he sufrido y mi estructura ha resistido todos los envites gracias a mis profundos cimientos y a sus grandes dimensiones. Por eso me extraña que ésta me haya dañado tanto. En fin, cosas mías.

En mi juventud, allá en los años 80, la sociedad que heredó las instalaciones de Educación y Descanso tuvo que buscar un nombre para denominarse y pensó en mí enseguida, pasando a denominarse SDR Frontón. Aun hoy llaman así a las instalaciones casi todos los tudelanos a pesar de que se empeñaron en cambiarles el nombre.

Desde mi construcción fui un emblema para Tudela y miles de ciudadanos disfrutaron de mi verde pared ya que era el único frontón exterior público de la ciudad. En cuanto venías del Norte, sabías que estabas en Tudela por el río, el puente, la torre de la Catedral… pero te dabas cuenta de que entrabas en la ciudad al ver mi gran pared frente a las vías del tren.

En mi vida he tenido multitud de arreglos y reparaciones, el más severo fue el de 1995 cuando, para que se vieran desde la entrada las pistas de tenis que habían construido detrás de mí, me amputaron todo el rebote y varios metros de pared. Los propios socios salvaron el resto porque ya entonces se hablaba de mi deterioro y mis muchos años.

Cómo echaré de menos los pelotazos de los jugadores de pala y frontenis, las verbenas, los certámenes de jotas, las orquestas, los famosos cantantes, los bailes… espectáculos que se hacían protegidos del cierzo por mi pared. Y recordaré la música del Aladino, el día del socio, los piragüistas, los nadadores, los partidos de balonmano… ¡He sido testigo de tantas cosas!. …Generaciones de tudelanos y tudelanas me echarán de menos y recordarán mi pared verde oliva, mi sombra en verano, mi perfil fuerte y poderoso, y recordarán con ello los años de niñez y juventud, sus mejores años, por unos instantes.