El duelo de un ser querido es un adiós sin retorno el cual perdura su recuerdo en el corazón. Recordar aquellos momentos felices y aquellas cosas que vivimos con ellos. La muerte es un sabor amargo en la cual se desvían todas las miradas y pensamientos. La despedida es un momento muy duro y es preferible un hasta siempre que un solitario adiós. El corazón encogido, las lágrimas desbordadas o contenidas y una esperanza para el alma son solo emociones que apaciguan las palabras de sufrimiento. El siempre te querré nunca desaparece y nos lo recuerda el jamás te olvidaré.