Ahora mismo es imposible escapar de la famosa inteligencia artificial. Mismamente, las cámaras de seguridad instaladas en la calle la utilizan. El gran interrogante es hasta dónde llegan estos sistemas. Por ejemplo, los dispositivos de asistencia virtual, como Alexa y Siri, nos ayudan en diversas ocasiones (consultar información, realizar compras…), sin embargo, esa bonita ayuda no es gratuita. El coste es nuestra privacidad.

De acuerdo con la universidad de Boston, estos cacharros se activan accidentalmente hasta 19 veces al día sin que el usuario lo sepa, causando una falta de transparencia y seguridad con la información grabada.

Igualmente, se puede nombrar la repercusión que tiene en el empleo, un caso conocido es el metro de Barcelona, del que el 25% de sus líneas funcionan sin conductor. Mas no es algo lejano del vehículo personal, los coches Tesla también pueden llevarte a cualquier sitio sin necesidad de controlar el volante. Eso sí, las consecuencias están presentes: coches descontrolados que no pueden frenar y accidentes mortales. Ahora, más que nunca, es necesaria la regularización de su uso para asegurarnos un futuro de calidad.