Me permito escribir estas líneas para compartir una experiencia que, lamentablemente, no es única en nuestra ciudad. Soy un ciudadano de Zizur Mayor y usuario de silla de ruedas, enfrentándome diariamente al reto de acceder al Hospital San Juan de Dios para cuidar de mi madre enferma. Mi única opción de transporte público es el autobús número 18, que me deja en la parada del Seminario. No obstante, la verdadera dificultad no radica en el autobús, sino en la acera estrecha y prácticamente intransitable que se interpone entre la parada y el hospital.

La acera es tan angosta que las sillas de ruedas no pueden circular por ella con seguridad. Esta situación me obliga a transitar por la carretera, enfrentando peligros constantes. Recientemente, me informaron sobre la opción de transbordar al autobús número 10, con una frecuencia de 30 minutos, para cubrir una sola parada hasta llegar a mi destino. Sin embargo, ¿es justo que las personas con discapacidad debamos sortear estas complicaciones solo para acceder a instalaciones médicas esenciales?

La raíz del problema yace en la falta de adecuación de la acera, no en el autobús en sí. Insto fervientemente a las autoridades pertinentes a tomar medidas inmediatas para ampliar y mejorar estas aceras. La accesibilidad es un derecho fundamental para todos los ciudadanos, independientemente de nuestras capacidades físicas.

Confío en que esta situación pueda resolverse con prontitud, garantizando un acceso seguro y digno para todas las personas con discapacidad que necesitan llegar al hospital San Juan de Dios.

Agradezco de antemano su atención a este asunto vital y espero ver acciones concretas que transformen nuestra ciudad en un lugar más inclusivo para todos.

*El autor es vecino de Zizur Mayor