Tras las sucesivas cartas sobre los perros en Aranzadi, nos gustaría dar nuestra opinión al respecto. Nosotros, desde que adoptamos hace cuatro años a nuestras dos perritas, hemos encontrado en Aranzadi un espacio de calidad para los paseos con nuestras mascotas. Los llamados pipican que hay por la ciudad, no dejan de ser una solución pobre, con recintos cerrados de dimensiones reducidas donde las posibilidades de movimiento libre del perro quedan limitadas y, por lo tanto, no es la opción más saludable para ellos. Eso ocasiona que muchas personas que tenemos perro busquemos otras alternativas en la ciudad.

Nos entristece que se generalice una situación, cuando la realidad es que la mayoría de los dueños de perros actuamos con mucho sentido común. Sólo soltamos los perros en entornos controlados y, si atienden bien a las órdenes que les damos. En caso contrario, los atamos siempre que es necesario. Los dueños de las mascotas somos los primeros interesados en que este espacio esté limpio y se respete la convivencia para poder hacer uso de éste durante muchos años.

Al igual que las personas, hay perros muy bien educados que saben ir por los sitios sin ocasionar altercados. Recientemente, hemos ampliado la familia con una bebé de seis meses que participa en los paseos perrunos cada mañana desde la mochila. Para nuestra familia es esencial inculcarle desde pequeñita el amor y respeto hacia los animales y los entornos verdes. No vemos ninguna contradicción en el uso libre y público de Aranzadi de perros, niños, corredores, ciclistas, jubilados..., y cualquiera que respete la convivencia y el sentido común.