Como cada año me planté la txapela al comenzar el frío. Mi padre no se la quitaba ni en invierno ni en verano, en verano para resguardarse del calor y en invierno del frío. ¿Aire acondicionado y calefacción? Sirve para todo. Como decía aquel: “deliciosa fue la invención de la txapela”. En nuestra tierra es un signo de identidad. Los vascos la extendieron por el mundo y sobre todo por América. La primera referencia histórica de la txapela en Europa se remonta a la Baja Edad Media. El viajero alemán Von Harff, que en 1496 cruzó nuestra tierra, presenta a los vascos con txapela. Es además nuestro máximo galardón como fue la corona de laurel para los romanos o es hoy la medalla de oro en cualquier deporte. Su uso no es exclusivo de gente mayor, claro que, con este complemento yo me siento txapeldun.