Igual que cualquier otro proyecto colonial, Israel tiene vocación genocida en su ADN. El empleo por Israel del apartheid y de la violencia extrema es esencial para mantener la injusticia inherente a su existencia.

El pueblo palestino como población colonizada lucha sin descanso y de forma legítima, según el derecho internacional, para liberarse de tal injusticia, por lo que el colonizador, Israel, aumenta constantemente la intensidad de su violencia para poder mantener sometida a la población oprimida. La culminación lógica de este proceso es la actual barbarie genocida. No hacerlo le supondría al proyecto colonial dejar de existir.

La descolonización de la India, de Kenia, Argelia o Sudáfrica, por tomar solo algunos ejemplos, siguió el mismo proceso. Una lucha de liberación seguida por la intensificación de la violencia opresora y la derrota moral del poder colonial culminando en el derrumbe del régimen.

A diferencia de otros proyectos coloniales, los colonizadores sionistas de Palestina, nacionalistas seculares ellos en su gran mayoría, usaron y siguen empleando la coartada religiosa de “la tierra prometida” para maquillar una operación de colonización perfectamente planeada. Sabían desde el primer momento que esta coartada tendría una resonancia muy fuerte en el occidente cristiano, una resonancia que mantiene su poder mistificador hasta el día de hoy. Empleando la baza de la justificación bíblica en combinación con una instrumentalización del sentimiento de culpabilidad por el Holocausto nazi prevalente en muchos países europeos, no solamente Alemania, Israel ha proyectado una imagen de estado elegido y de estado víctima.

Durante los 76 años de colonización las múltiples pruebas de la verdadera naturaleza racista y supremacista del proyecto sionista han sido ignoradas por gran parte de la opinión pública occidental gracias a la colaboración de los medios en mantener esa imagen falsa de Israel.

Ha hecho falta el frenesí de violencia psicópata del ejército israelí en los últimos meses en Gaza, apoyado abiertamente por la inmensa mayoría de israelíes, para desarmar la propaganda (hasbara) sionista y permitir a la población occidental percibir la verdadera naturaleza del proyecto sionista.

5

Israel traslada la ofensiva terrestre al sur de Gaza donde se hacinan los refugiados NTM

Esta concienciación de la opinión pública ya no es reversible. Las imágenes de hospitales bombardeados, pacientes fusilad@s a sangre fría, personal médico torturado y niños y niñas matad@s de hambre no se borrarán de la memoria colectiva. Israel es ahora, como fue en los años antes de su derrota final el apartheid sudafricano, un estado paria. Nuestros dirigentes en los gobiernos, administraciones públicas y en los partidos políticos imaginan que, “cuando esto se acabe” podrán seguir compadreando y haciendo negocios con sus colegas israelíes, pero están equivocados. 

75

Miles de personas denuncian el "genocidio" en Gaza convocadas por la cultura vasca DIARIO DE NOTICIAS

Como pasó con el apartheid sudafricano la exigencia popular y cada vez más universal es por el aislamiento del estado genocida: el boicot comercial, deportivo y cultural y sanciones contra Israel hasta el pleno reconocimiento de los derechos del pueblo palestino a la libertad, la igualdad y la justicia en su propia tierra. 

El genocidio no se normaliza con una canción; Israel fuera de Eurovisión. Tarjeta roja a Israel; con el apartheid y el genocidio no se juega. 

¡Manifestación hoy 26 de marzo, a las 18.30 horas, desde la plaza del Ayuntamiento para conmemorar el día de la tierra en Palestina!

*BDS Nafarroa