Mi historia comienza con un descuido que tuvo mi vecino, por el cual mi coche aparcado quedó con la dirección partida e imposibilitado para circular. Grúa, y al taller.

Por desgracia, mi seguro se convirtió en mi enemigo, y durante tres meses éste negó el permiso para reparar el vehículo. No hubo nada que yo pudiera hacer legalmente ni de ninguna otra manera para que mi seguro se hiciera cargo de su responsabilidad, porque estos seguros saben muy bien qué plazos legales pueden manejar.

Pero el infierno no terminó ahí. Durante esos meses no dispuse de mi coche porque estaba en el taller a espera del permiso por parte del seguro para ser reparado, y la ITV caducó. El coche no estaba en mi poder, no podía circular por el incidente y, por supuesto, no hubiera sido posible pasar con éxito las pruebas de la ITV. El taller tenía aparcado el coche en la calle, y me pusieron no una multa, sino dos, en el transcurso de esos meses, por no tener la ITV en vigor: 200 € cada una. Recurrí las multas varias veces y todas las respuestas fueron negativas por parte de la jefatura de la DGT. Indicaban que todo lo que presentaba (documentos del seguro y del taller en referencia al siniestro que sufrí) no tenía ningún valor para el caso.

Todo el proceso fue una pesadilla debido a la injusticia y a la impotencia que he experimentado. Los medios para el recurso de multas están específicamente diseñados para disuadir que las recurramos. Hay varios niveles de recurso administrativo consecutivos, a cada cual la DGT se niega a aceptar, con una respuesta que, traducida, indica que no importa lo que digas, paga. Cerca del final, llega un nivel del juego en que, para un particular estándar como yo, no es siquiera posible presentar el recurso, porque no dan cita presencial y porque el proceso online falla. Ahí es cuando me vi sobrepasado y decidí contratar a la Asociación de Automovilistas Europeos, AEA. Ellos presentaron los siguientes niveles de recurso administrativo por mí. Las respuestas obtenidas por parte de la DGT fueron las mismas. Un proceso realmente insultante. Ya hacia el final, el abogado me explicó que tan solo quedaba la vía judicial, pero tenía que costear yo mismo el juicio.

Tras muchas dudas, decidí buscar la justicia y arriesgar perder las costas del juicio. El 30 de enero, el Juzgado n.º 1 de Pamplona me dio la razón, no solo para la devolución de las multas pagadas, sino para que también la DGT asumiera las costas del juicio.

¿Cómo puede la DGT actuar de esta manera tan despótica? Hemos tenido que llegar hasta el juez para que den su brazo a torcer en un caso tan claro como este. Esto, desde luego, se debe a ese afán recaudatorio, porque el propósito que han tenido no ha sido ni proteger a los ciudadanos ni acatar la ley. Sé de gran cantidad de multas por ITV que se están poniendo en casos similares, en inmediaciones de talleres, a vehículos que no están circulando, sino aparcados. Y conozco varias personas que directamente pagan la multa pese a la injusticia. Porque si recurres, te arriesgas a pagar más.

Pero con este texto animo a todos los ciudadanos a responder ante estas injusticias. Recurran las multas, sigan los procedimientos legales. Asociaciones como AEA son de ayuda en estos casos. Pidamos a la DGT que vele menos por recaudar y más por atender las necesidades reales de los ciudadanos. Si la mayoría simplemente paga, DGT seguirá actuando de esta manera.