Si los incendios se catalogasen por su nivel de extensión e intensidad, los que se están produciendo en Canadá llevarían la categoría de 5 alarmas. La temporada de incendios forestales en 2024 podría ser aún más devastadora que la del año anterior, que ya fue la peor registrada hasta ahora.

En lo que llevamos de año, se han producido más de 1.000 incendios. En 2023 ardieron aproximadamente 18,5 millones de hectáreas, lo que representó el 23% de las emisiones globales de carbono por quema forestal ese año. Esto tuvo graves consecuencias no solo para Canadá, sino también para los Estados Unidos, ya que el humo tóxico se extendió ampliamente, afectando la calidad del aire y la salud pública. La situación parece igualmente preocupante debido a varios factores.

El inicio temprano en Alberta, impulsado por condiciones secas y temperaturas cálidas, es un indicativo de lo que podría venir. A ello se unen los llamados incendios zombis, que nunca se extinguieron por completo el año pasado, al continuar ardiendo en Alberta y Columbia Británica.

A pesar de la gravedad en Canadá, España también ha experimentado una cantidad significativa de incendios, con 273 incidentes (100 más que el año anterior) en los primeros cuatro meses del año, ardiendo aproximadamente 16.291 hectáreas, lo que representa una reducción de casi el 55% respecto al mismo período de 2023.

Nos acercamos a la época estival, propicia para este devastador evento para el planeta y las personas. Toda prevención es insuficiente ante la constante quema de superficie forestal. Esperemos que la llegada de la Niña cree condiciones más favorables, aunque siempre pueden variar por el cambio climático, para evitar este desastre planetario.