Oí a don Florencio decir que antes de su llegada a Nafarroa le habían prevenido: “vas a la guerra”, refiriéndose a algún conflicto en la procesión de San Fermín. Taimados y malhadados asesores. La crítica político social, cultural, religiosa forma parte de nuestras fiestas y del ADN navarro. Siempre y en cualquier parte. Crítica contundente, pacífica y democrática. Sin violencia. Sin retraimiento alguno.

Sobran motivos para la crítica eclesial: obispo no elegido por las bases, curas foráneos, pederastia encubierta, inmune a la injusticia, el robo de las inmatriculaciones sin propósito de enmienda, marginación absoluta de las mujeres sin poder decisorio ni pecuniario en nada, machaque del euskera por toda la diócesis, incluso el día mismo de la ordenación episcopal, imposición del españolismo en la liturgia y arengas clericales sin respeto a la población euskaldún, desatención a viudas, mujeres pobres, solas, con pensiones de miseria que pululan por las residencias, algunas de ellas sitas en territorio eclesiástico.

¿Guerra? Sí, la de los machos que mataron a Nagore Laffage y los de La Manada y algún juez incalificable. ¿Se las nombrará en la Eucaristía o para ellas no hay memoria?

Guerra la de los machos que toquitean a su antojo nuestros cuerpos, acosan y agreden sexualmente en unas fiestas tetosterónicas de alcohol y toros, símbolo fálico por excelencia. Guerra la de los señores que olvidan el cuidado de niños, enfermos y ancianos, la plancha, la lavadora, las comidas y la casa y presumen de guisoteos en la plaza pública. Guerra la de ciertas sociedades que prohíben ser socias a las mujeres para luego pavonearse de ellas ante sus correligionarios.

Guerra porque quienes se dicen cristianos no han ideado alternativas inclusivas e igualitarias para marginados, prostitutas, presas, sin hogar, los “don nadie”. ¿Qué pasa con los pobres en Sanfermines? No limosnas ni el mercadeo de la Tómbola

Muy querido, don Florencio: la guerra soterrada y sibilina la tiene en casa. De perfiles versallescos. Cuídese. Cuídenos. ¡Felices Fiestas! Jai zoriontsuak!