Según Unicef, España ocupa uno de los peores lugares en la UE en términos de pobreza infantil. Aunque se han implementado políticas y ayudas sociales, estas no han sido completamente efectivas debido a su alcance limitado y la falta de enfoque específico en la infancia. Por otro lado, el informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) destaca que la pobreza infantil en España se mantiene en niveles altos, con un 33% de los niños viviendo en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023. Esta información la tienen los políticos, que siguen con su juego de tronos.

Las fuerzas políticas, anquilosadas en el enfrentamiento, no quieren cambiar a las soluciones sociales. No quieren tender puentes entre los grupos ideológicos, que darían paso a los mimbres de una sociedad con menores riesgos sociales que los actuales. Elegimos representantes democráticos para solucionar las demandas de la sociedad, y en particular las de las generaciones que van a tener el relevo generacional. Recomiendo que cuando sus señorías vayan a alguna cafetería o restaurante, pregunten a los jóvenes camareros (as) qué esperan de la vida, cuáles son sus problemas actuales, por qué no tienen hijos, y verán que las respuestas no son las argumentadas en los aumentos del PIB, y cifras macroeconómicas. No dejamos de crecer en riesgo de exclusión y pobreza infantil, siendo el mayor enemigo social, al traernos todo tipo de infortunios.

Lean sus señorías las políticas de reducción de la pobreza infantil en Alemania (asignación por hijo), Noruega (equidad en la educación), Canadá (beneficio infantil), etcétera. Es posible disminuir esta lacra social, si existe voluntad política, permutando el juego de tronos por el de soluciones sociales.