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Fiestas de Orikain

Fiestas de OrikainJesus Diges

Mi hermana con su marido y su hija e hijo, mis sobrinicos, decidieron en buena hora establecer su hogar en el pueblo de Orikain enclavado en el precioso Ezkabarte. Lo digo porque cada vez constato más que la crianza de la chavalería en pueblos pequeños es muy beneficiosa para su educación y crecimiento personal. Les infunde una impronta más sociable y natural que lo habitual en las impersonales urbes. Eso que nuestra Pamplona, la vieja Iruña, aún guarda algo de pueblo; sobre todo en sus barrios. 

Me acerqué a Orikain a pasar la tarde el día de Santiago, que es el patrón, y la vecindad seguía aún en la prolongada sobremesa tras una paellada popular. Había animación infantil con los juegos de toda la vida y en un ambiente intergeneracional todo el mundo disfrutaba. ¡Qué ilusión ver a mi sobrinico Eder, animado por su hermana Aitana, jugando al parchís y esperando ganar un jamón! ¡No vi un sólo móvil! ¡Gloria a Dios! Veo que mis sobrinicos crecen muy alegres y simpáticos y me siento feliz

Como apuntaba al principio, el movimiento vecinal intenta también hacer lo mismo en los barrios aunque la densidad poblacional lo hace más complejo. No voy a idealizar nada porque en todas las casas cuece un puchero de habas y la convivencia tiene su vertiente de penitencia pero, tengo claro, que la vida en esencia en nuestros pueblos y barrios de Navarra es mucho más agradable y enriquecedora con el auzolan y la recuperación de nuestros usos, tradiciones, fiestas y costumbres ancestrales

Menos tonterías de Next Generation y más fueros. ¡Vivan las fiestas de Orikain y de Navarra entera!