Citius, Altius, Fortius - Communiter
Más rápido, más alto, más fuerte - Juntos. Han pasado cuatro años y volvemos a vivir un año olímpico cuyos juegos acaban de inaugurarse en la ciudad del Sena. Los cinco anillos entrelazados simbolizan a un mundo unido e iluminado por la antorcha, pero la cruda realidad se impone; la desunión campa por doquier en lo más esencial. Vivimos una época en la que la medalla de oro se la llevan las diferentes guerras que asolan el mundo. Unas muy mediáticas, de consumo diario, mientras que de otras ni tan siquiera sabríamos ubicarlas en el mapa.
Relacionadas
La discrepancia, algo que enriquece y de lo que debemos onorgullecernos, se ha metamorfoseado en odio y hostilidad. Millones de personas malviven subyugadas por un miedo cerval a la guerra, hambre, enfermedad, muerte y su carrera, salto, lanzamiento, se limita a sobrevivir día a día.
Compiten unos contra otros por un bollo de pan, un cazo de agua o una marmita de leche; una competición sin reglas donde imperan los codazos y zancadillas para que su familia no sea la plusmarquista del hambre.
Mientras tanto, existen intereses espurios, bastardos y canallas que dopan a los contendientes para potenciar el rendimiento de las guerras y así lucrarse con la desgracia ajena. Unas Olimpiadas donde los cuatro caballos del Apocalipsis avanzan cada vez más rápido, alto y fuerte espoleados por sus jinetes; destrozan todos los récords sin que interese detenerlos. Las medallas se las llevan otros.