“Xeme, Zamurdi da Zamurdi”. Así me decía muchas veces mi madre cuando había algún acontecimiento en mi pueblo. ¡Qué razón tenía!

El pasado domingo 1 de septiembre, día en que todo el pueblo se reúne en la cueva para comer el cordero asado (REFET), me dedicaron en la plaza un homenaje por los trabajos que he hecho y los que seguiré haciendo. Homenaje muy bien organizado, breve y entrañable. Milesker aunitz.

Si en los siglos XVI y XVII Zugarramurdi se hizo famoso por el tema de las brujas, me da la impresión que el XXI va a pasar como el siglo de la mujer.

Vamos con la fiesta. Comienza el acto al son de la txalaparta interpretada por una chica y un chico. La presentadora, bien informada, domina el micrófono y al público con soltura y gracia. Un trío de chicas canta con mucho gusto el Aurresku bailado magníficamente por dos chicas. La alcaldesa, eficiente, discreta y muy simpática me entrega un cuadro precioso pintado por una mujer. La sociedad Akelarre Elkartea, dirigida por una mujer obsequia a mi esposa con un ramo de flores del pueblo hecho por mujeres. Al llegar a la cueva a comer el cordero asado, una chica nos entrega dos entradas en nombre de Akelarre. En seguida vemos que hay una mujer entre los amables y sonrientes asadores. Me parece que pronto va a ser la jefa. Durante la comida somos atendidos por un grupo de chicas muy agradables, serviciales y simpáticas. También colaboran algunos chavales muy majos. Viendo esto me viene al recuerdo la comunidad china de los Mosuo donde las mujeres detentan el poder y donde no existe la violencia ni la competencia feroz, caracterizándose por su amabilidad, hospitalidad y buen humor. ¿Se podrá llegar de Zugarramurdi a China en una escoba? Ya estamos con brujerías. Segi hola.

Que conste que tanto en el Zikiro como en la Refet y en otros acontecimientos, el trabajo de los hombres es importantísimo, pero hoy no toca.

Terminaré repitiendo en castellano la frase del comienzo: “Hijo mío, Zugarramurdi es Zugarramurdi”. Y solía añadir: “Es y será”. Amén.