En las salas de profesorado de las escuelas públicas navarras se dialoga acerca del hecho de acudir (o no acudir) a la huelga.

Ha sido convocada, en este caso, por todos los sindicatos que trabajan en materia educativa y en busca de cubrir necesidades que nos competen a todos y a todas (y no me refiero únicamente a los y las docentes, sino a la sociedad en su conjunto). En concreto, y sin profundizar demasiado: la bajada de las ratios, la recuperación de una posición económica adecuada, el aumento de la estabilidad en las plantillas y alejarnos de la sobrecarga laboral que afecta a nuestros y nuestras menores.

Quienes estamos en contacto con la escuela, ya sea como familiares de alumnado, como docentes, o miembros cualesquiera de las diferentes comunidades educativas en Navarra, sabemos de lo que hablamos: que se otorgue a la educación la importancia que tiene y merece.

Basta de aulas llenas de necesidades a las que atendemos tan bien como podemos a costa de estrés y trabajo añadido en tiempo de descanso. 

Basta de desatender, de “dejar para luego” necesidades físicas, mentales o sociales por falta de recursos. Fomentar la educación y la salud mental de nuestros menores y de la sociedad en general es urgente. No sabemos cuán necesario es hasta que nos toca mirar esa realidad de cerca: “mi hijo/a está desmotivado/a, a mi hija/o no le permiten ir a la escuela ordinaria, a mi hijo/a no se le facilita el acceso a la educación que necesita”.

Basta de maestros y maestras invirtiendo tiempo de descanso (ya restado en la sobrecarga laboral anteriormente mencionada) en trayectos en coche para acudir a las aulas, con su consecuente riesgo físico. Destinos incoherentes. La asignación de “números de plaza” a “números de docente” obviando su condición personal y no dando ningún valor a la estabilidad laboral.

Merecemos una escuela justa y un cuidado político, económico y social lejos del que se disfruta en la actualidad. 

Cada uno/a será libre de elegir si acudir a la huelga, si salir a concentrarse o manifestarse. De igual modo, invito a la reflexión y a la unión por el progreso educativo. Invito a obviar excusas y tratar de caminar en una misma dirección.

Yo sí voy a la huelga.