Hace una semana acudí en compañía de un amigo a un bar de mi barrio, la Txantrea, en Orvina2 exactamente, y nos vimos desagradablemente sorprendidos al contemplar a un lado de la barra, justo debajo del televisor, en un lugar privilegiado, un calendario de aquellos que lucían en los años setenta y ochenta en muchos talleres de coches y otros lugares frecuentados habitualmente por personas del sexo masculino, con la imagen de una mujer, rubia (por supuesto), desnuda de cintura para arriba y una mini braguita de cintura para abajo, en esa pose que entonces se decía “provocativa”.
Al verlo, tanto mi amigo como yo fuimos directos a comprobar el año al que se refería el calendario, con esperanza de que fuera 1979 o así, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando comprobamos que dicho calendario era del año 2024. Inaudito.
Nuestra segunda comprobación fue ver qué empresa utiliza semejante imagen en los tiempos que corren para publicitar a su empresa: Repuestos Gali, nada más y nada menos.
La indignación que nos embargó fue tremenda. Por un lado, que ese calendario luzca en un bar de un barrio peleón; por otra, que una imprenta ofrezca entre su catálogo este tipo de imágenes sexistas para sus trabajos, y lo más repugnante de todo, que una empresa como Repuestos Gali utilice como gancho para aumentar sus ventas la imagen de una mujer, sin ropa, reducida a una cosa destinada a satisfacer la mirada sucia de su clientela.
Es hora de cambiar nuestro entorno, de cambiar la mirada, de denunciar, entre todas y todos, lo que ya no tiene cabida ni sentido.
Como dijo Gandhi… “sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.