Supongamos que hacemos una encuesta a personas de toda clase y condición. Entre otras cosas, preguntamos: ¿Tendría inconveniente en sentarse en el autobús junto a una persona con síndrome de Down? La gran mayoría contestarían que no. Pero uno viaja en autobús y nota cómo la gente procura sentarse donde no esté la persona con síndrome de Down si hay sitios disponibles. En el parque veo las miradas reticentes de mamás cuando un niño con síndrome de Down se acerca a jugar con sus hijos. No invento nada: me he limitado a observar y escuchar lo que generalmente las madres me cuentan y escriben. ¿Por qué esta discriminación?

En una sociedad progresista y abierta como se define la nuestra, ¿hay rechazo y discriminación social hacia la discapacidad intelectual? Es una pregunta crítica porque de ella depende la vida de muchas personas. No sólo le permite nacer, sino que se vean y sientan aceptadas y acogidas en un proceso convincente de integración personal completa y enriquecedora. Cambiar para transformar. Transformar nos apremia a la acción.