Resulta curioso, por no utilizar ninguna palabra malsonante, que defiendan tanto la integración y la igualdad, bandeándolas con supremo orgullo, y luego no apliquen ni de la misa la mitad. 

No puedo entender el porqué de tanta reticencia a reunirse con los y las especialistas de Apoyo Educativo/Hezkuntza laguntzarako espezialistak. ¿Tan difícil resulta encontrar un hueco para una reunión? ¿O es que tal vez, solo tal vez, no tengan en realidad ningún tipo de interés en estos niños y niñas, ciudadanas de segunda, incómodos de tratar y mejores para mirarlas de lejos?

Yo tengo uno de esos maravillosos niños, y no sería nada sin el especialista que atiende a mi hijo en la escuela todos los días, y por suerte en nuestro caso, toda la jornada. 

Llevan varios años juntos, comparten más tiempo entre ellos que con sus familias, él le conoce como nadie y sabe ayudarle y apoyarle para que pueda sacar lo mejor de sí mismo, que no se despiste, que es lo más difícil, y trabaje todos los días del curso. Por supuesto, también va con él a todas las excursiones y campamentos que se organizan en la escuela, sin tener la obligación de ir, solo por el mero hecho de que quiere ir con él. Y qué decir del apoyo que yo recibo por su parte también, acompañándome en este camino difícil, enseñándome a comprender muchas cosas, porque, como bien dice él, lleva en esto toda la vida. 

Todo esto es impagable, se entregan a nuestros niños y niñas y a las familias, a los centros escolares y profesorado, y nadie en su departamento parece verlo. 

Sus reclamaciones son perfectamente justas, llevando años sin tener respuesta por parte de Educación. La última vez que se reunieron fue hace 13 años. Tengo entendido que se han reunido hace bien poco, esperemos que esta última reunión sirva para algo y no solo para callar voces molestas. 

 Y al menos tengan la decencia de no utilizarlos como estandarte político, que ya estamos muy cansadas.