Llevamos casi tres meses de curso escolar y los especialistas de Apoyo Educativo volvemos a comprobar cómo se nos maltrata laboralmente y pasamos a ser trabajadores de la administración de segunda categoría.

Evidentemente, las personas que manejan los hilos de la educación de alumnado con necesidades educativas especiales priorizan los aspectos económicos en lugar de buscar el bienestar de alumnado y personal que lo atiende.

La realidad del especialista: jornadas interminables que pueden variar a lo largo del curso escolar en función de las necesidades (de conciliar ni hablamos), otras veces jornadas reducidas e insuficientes para cubrir las necesidades reales, comida en el centro de trabajo en el horario que se pueda y a tu cargo (años atrás los centros asumían el menú, otro derecho perdido), acompañamiento en el transporte del alumnado (labor que otros trabajadores desarrollaban hasta que se les despidió y nos la asignaron)…

Este año una vuelta de tuerca más, a diferencia de otros trabajadores de la administración, el personal EAE solo podrá disfrutar de sus días de asuntos propios cuando el centro de trabajo lo autorice, ya que el Departamento de Educación en ningún momento va a cubrir nuestra ausencia, como hacía hasta este curso. Es decir, como personal de referencia e imprescindible es más que probable que en ningún momento del curso escolar podamos disfrutar de un derecho reconocido para el resto de colectivos: tres días para todo trabajador que, sumados a los que nos corresponden por antigüedad, pueden llegar hasta nueve. Medida que afecta también a otros colectivos de la comunidad educativa pero que posiblemente tendrán capacidad de gestionar mejor.

Trabajamos en aulas ordinarias, aulas alternativas, estructuras UTE …siempre somos necesarias y necesarios, ¿qué circunstancias se van a dar en el día a día para que se nos conceda un día de permiso? Ya se lo digo yo, nunca. Nuestros asuntos propios han pasado a ser “cuando no tengas alumnado a tu cargo”.

Evidentemente, se trata de una cuestión económica. Mi aplauso para los gestores, recorte económico que traslada el problema al centro educativo, y que en última instancia nos afecta a todas nosotras y nosotros. ¿Y si revisan antes otros aspectos? ¿Cuántos miles de euros se dedican al transporte de alumnado con NEE desde su domicilio a centros alejados de su domicilio? ¿Cuántas horas de trabajo fuera del centro suponen que los EAes acompañen en dicho transporte y que se restan de jornadas necesarias dentro del aula? Se nos llena la boca hablando de inclusión y ¿no sería más coherente e inclusivo escolarizar a cada niño en el centro más próximo a su domicilio, con compañeros de su entorno, evitando cientos de horas de taxi y autobús, reduciendo gastos y optimizando jornadas dentro del aula y no como acompañantes en el transporte? ¿No estamos luchando por reducir la jornada laboral del adulto, y por contra sometemos al alumnado a horarios escolares con transporte que superan la jornada laboral de muchos padres y madres?

Nos entristece ver cómo alaban nuestro trabajo en las aulas y se remarca nuestro perfil educativo, pero se nos rebaja a personal asistencial, eso sí de referencia e imprescindible cuando de cubrir nuestros permisos se trata.

Van muchos años de recortes y condiciones laborales cada vez más abusivas, parece que solo nos queda levantar la voz y protestar. Ni siquiera los sindicatos, ni la comunidad educativa, de la que nos dicen formamos parte, cuentan con nosotros cuando convocan jornadas de protesta y huelga, será que somos pocas… ¡Ah, que tampoco podemos hacer huelga, se me olvidaba que somos servicios mínimos! Triste realidad.