La lotería de Navidad es una de las tradiciones más arraigadas de estas fechas, cargada de ilusión y esperanza. Cada año, millones de personas comparten décimos, sueñan con el Gordo. Sin embargo, detrás de esta magia se oculta una realidad preocupante. Muchas familias destinan dinero que no pueden permitirse para participar. Este consumo a menudo es desmedido.
La lotería debería ser un juego moderado para divertirse, no una carga económica. En estas fechas, no hay mejor premio que valorar lo que ya tenemos: tiempo, familia y salud. Recuperemos el sentido auténtico de la Navidad y no dejemos que la ilusión de un número nos haga perder de vista lo que realmente importa.