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Quitarnos el bosque de Olite no es un regalo de Navidad

Quitarnos el bosque de Olite no es un regalo de NavidadJavier Bergasa

Escribimos más de 120 mensajes al bosque y los colgamos de un abeto de Navidad puesto en la plaza Mayor, pero como igual no es suficiente, hemos preferido escribiros también a vosotros que para eso sois magos, además de muy majos. Sí, las niñas y niños de Olite ya sabemos que es imposible que un abeto crezca ni en la plaza ni en nuestro bosque. El carrascal de Monte Plano es el mejor, y más extenso, encinar que nos queda, el más meridional de Navarra, además de la joya natural de nuestro pueblo.

El problema, como dice El Principito, mi libro favorito, es que “las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones” y algunas parecen incapaces de valorar nuestro monte (“lo esencial es invisible a los ojos”, “las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse”), y se lo quieren ceder a una empresa para que plante más de 100 hectáreas de placas solares ¡en el corazón de Santa Brígida, o lo que es o mismo, en nuestro corazón!

Todavía hay mayores que se figuran un bosque indestructible (¡ya lo han atravesado por el canal de Navarra, las tuberías del gas, tres gigantescas líneas de alta tensión, rodeado por un ave y una autopista!) y que lo puede aguantar todo. Todavía hay mayores que ni sospechan de la fragilidad de los ecosistemas naturales. Todavía hay mayores que creen que el dinero, en lugar de dar un respiro, se respira como el oxígeno que nos regala el bosque. Todavía hay mayores que no se ocupan por compensar todas las pérdidas forestales por los incendios, en la Zona Media (más de 12.000 hasta solo en el verano de 2020). Todavía hay mayores que ni se han pasado por el cole ni por por el insti de Tafalla a preguntarnos qué pensamos antes de decidir sobre nuestro futuro.

Dice Ortega y Gasset, que no sé si son uno o dos, que el paisaje es la patria de uno. Nosotros no queremos convertirnos en apátridas, en niños sin paisaje. Queremos que piensen bien lo que hacen porque nos afecta y que piensen en nosotros un poco. Nos han educado para respetar el monte, disfrutar de todo lo que atesora, pero no nos preguntan antes del fallo del ecosistema.

Nos haría mucha ilusión seguir siendo propietarios del monte cuando cumplamos 18 años, como lo fueron nuestros padres, y los padres de nuestros padres y los padres de los padres de nuestros padres… Conservar el último bosque natural que queda en Olite sí sería un gran regalo de Navidad para todos.

*En representación de la Plataforma Salvemos Santa Brígida, ¡Placas sí, en el monte, no! (Niños y niñas de Olite que dejaron más de 120 mensajes en el abeto de Navidad y más de 400 firmas de adhesión de sus madres y padres)