Cada año miles de animales domésticos son abandonados como si no tuvieran ningún valor. Perros y gatos que un día fueron adoptados con ilusión, se encuentran de repente en la calle sin un hogar ni una familia que los cuide. El sufrimiento que estos padecen no es solo físico, ellos depositan una confianza en sus dueños que no les permite entender la traición.
Según la Fundación Affinity, en España se abandonan en torno a 285.000 animales cada año. Esta cifra nos coloca entre los países con mayores tasas de abandono. Durante la pandemia, esta situación empeoró. Personas con deseo de querer salir a la calle adquirieron mascotas sin conciencia de lo que estas necesitan, y tras la vuelta a la normalidad las desecharon como un estorbo.
Pero ¿por qué se recurre al abandono? La principal de las razones es la falta de responsabilidad y de conciencia de lo que supone tener un animal. Un animal no es un capricho, su vida depende de nuestras decisiones. Además del sufrimiento que padece el animal, también lo padece el entorno. Teniendo como resultado la proliferación de especies y riesgos para la seguridad vial.
El abandono no es un problema menor, se necesitan de campañas que promuevan la adopción responsable y consecuencias a las personas que abandonen sus animales. No piden mucho, tan solo comida, cariño y un lugar seguro. ¿Qué dice esto de nosotros como sociedad?