En agradecimiento a D. Alberto Cañada
En primer lugar, quiero expresar mi más sincero pésame a la familia de Alberto Cañada Juste por su fallecimiento. Tuve la gran suerte de conocer a Alberto en una reunión en la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)tras la riada sufrida en Enériz en octubre de 1979.
El Gobierno de Navarra proponía, como solución para evitar futuras crecidas, la construcción de un nuevo puente con mayor ojo, y por tanto más capacidad de paso de caudal. La CHE, es decir, Alberto Cañada, por su parte nos proponía un encauzamiento del río a su paso por el casco urbano y la construcción de un puente nuevo apoyado sobre los laterales del canal. Esta idea gustó al ayuntamiento, aunque era más costosa técnica y económicamente. Y así se aprobó.
El señor Cañada se involucró de tal manera y con tal ilusión que más que un ingeniero de obras públicas parecía un vecino más de Enériz. Llevó todo el proceso con total profesionalidad, informándonos de cada paso que daba en la elaboración del proyecto. Ya en el último trámite, me llamó un día a su despacho y me comentó: “Esto ahora ya no depende de mí. Esto lo tiene que aprobar el Consejo de Ministros en Madrid. Puede salir cara o cruz, y la política es muy caprichosa”.
Finalmente salió “cara” y estoy seguro de que mucha “culpa” tuvo él. La obra se inauguró en 1983 y cada vez que había una tormenta fuerte me llamaba para interesarse por el comportamiento del canal.
Nunca se le olvidaba una coletilla: “Mantenedlo siempre limpio”. Y así se hizo mientras nos lo permitieron.
El pueblo de Enériz siempre estará agradecido a D. Alberto Cañada Juste. Descanse en paz.