No me gusta entrar en estas discusiones, pero lo voy a hacer y que no sirva de precedente. El problema son las puertas, cuando la música del bar está a tope o muy alta y el aforo de los clientes sobrepasa y sobre todo si la gente sale a beber fuera del bar, como ocurre cada día día en el bar que está en el pasadizo de la Jacoba. Los dueños, por el precio de un bar, tienen tres. Uno, el local; otro, el Pasadizo; y un tercero el pozo de Pozoblanco-Zapatería. Ya les vale. A los señores y señoras de Anapeh les diría que vivieran todos en cualquier calle del casco viejo, para que supieran lo que es bueno. Y eso sin hablar de los Sanfermines, que consiguen exiliar a muchos vecinos.