Me resulta difícil a veces compartir la esperanza, pero creo que es el momento de esparcirla como una semilla. En un mundo cruel, sin sentido, violento, lleno de mentiras y con dirigentes mundiales que nos están llevando a la catástrofe con guerras y violencias extremas, auténticos depredadores humanos que carecen de corazón y humanidad, Los demonios del siglo. Hablo de esperanza, cuando el dolor psíquico y físico nos visita en forma de enfermedades, problemas sociales, etcétera.
Me pregunto, ¿dónde está la esperanza? Aquí, hoy, ahora. La respuesta quiero compartirla. Es lo que he vivido, he sentido y he comprobado con los profesionales y en los servicios públicos que tenemos y disfrutamos y a veces olvidamos valorarlos, por ejemplo, la salud pública. Lógicamente habrá comentarios y vivencias por situaciones y aspectos a mejorar que respeto.
¿Cuál es la esperanza que he vivido y estoy viviendo? Ha tenido mi tiempo de espera, pero que ha merecido la pena. Pero la gratitud es el sentimiento que llevo dentro en los momentos de la vida que me ha tocado vivir y vivo.
Gracias a todas y todos los profesionales del servicio público de salud, de educación, etcétera. Gracias a los políticos que priorizais lo público. Sabemos que beneficia a los más débiles y necesitados. Concluyo con mayúsculas en mi esperanza vivida después de mi espera.
Gracias profesionales de la Clínica Ubarmin por vuestro cariño y profesionalidad. Personal de limpieza, administrativos, fisios de rehabilitación, médicos, cirujanos, enfermeros, enfermeras, etcétera. Gracias por la generosidad y esperanza que me habéis dado. De corazón, os digo gracias, eskerrik asko.