Leí la carta de Koro Irazoki y me pareció muy interesante, porque en mi modesta opinión, siempre he pensado que no todos los políticos son iguales porque son personas y no todas las personas son iguales. De los 350 diputados que hay en el Congreso, parlamentarios de los gobiernos autonómicos, concejales y alcaldes sólo una minoría ha estado inmersa en casos de corrupción o han falseado su currículum, como el reciente caso de la Sra. Nuñez, mujer de confianza de la Sra. Ayuso y del Sr. Feijóo. Lo que pasa que son esas personas las que copan páginas y espacios en los medios de comunicación. Y no lo hacen cientos de políticos que hacen su trabajo de forma callada, vamos, de forma anónima.
Estoy de acuerdo con Koro en que la corrupción es un problema antiguo. A mí me tocó denunciar un caso allá por 1980, concretamente a mi jefe en la oficina donde trabajaba en mi Donosti natal, por eso digo que todas las personas no somos iguales, como dice Koro. Si te untan es fácil que sucumbas, pero depende de los valores y honradez de las personas.
Cuando ocurrió el caso Urralburu, en una cena hablando de este tema, había gente que decía que si tocara poder o tendría la ocasión haría lo mismo. Serán probablemente las personas que ahora tanto critican a los políticos. Creo que el problema de la corrupción es que muchas personas quieren vivir por encima de sus posibilidades, son demasiado ambiciosas y avariciosas, y no se conforman con nada. Quieren subir todavía más en su elevado estatus social. Las personas que nos conformamos con lo que tenemos no caemos en esta imparable sociedad de consumo, y creo somos mayoría. No caemos en la tentación de querer y desear lo que no es nuestro. Por supuesto, como dice Koro, hay que tener claro a quién se vota, porque los objetivos y fines que persiguen son diferentes.