Debemos felicitarnos por haber alcanzado las 60 ratificaciones necesarias para que el Tratado de los Océanos entre en vigor en 120 días a partir del 20 de septiembre de 2025. Ahora bien, es necesario que los países adscritos desarrollen normativas que permitan garantizar la protección del 30% de las aguas internacionales antes de 2030. Sin embargo, todos los países deben actuar con urgencia antes de la primera COP (Conferencia de las Partes de Naciones Unidas) de los océanos, que se celebrará en 2026, porque los países que todavía no hayan ratificado el Tratado se quedarían fuera de las negociaciones y de la protección de las aguas internacionales. Para proteger el 30% de las aguas internacionales antes de 2030, tal y como señala el Tratado, los Estados deberían proteger más de 12 millones de km2 anuales en los próximos 5 años. Es decir, un área con una extensión equivalente al tamaño de Canadá.
España ha sido el primer país europeo en ratificar el acuerdo, firmándolo el 4 de febrero, lo que celebramos y solicitamos a los gobiernos que aprovechen los próximos meses, antes de que tenga lugar la primera COP de los océanos, y empiecen a trabajar en la declaración de santuarios en aguas internacionales. Estas zonas deben estar total o altamente protegidas para garantizar que extensas áreas del océano queden libres de actividades extractivas y destructivas del ser humano, a diferencia de muchas de las actuales áreas marinas protegidas, que solo lo son sobre el papel. A día de hoy, la zona completa o altamente protegida alcanza el 0,9% de las aguas internacionales, por lo que el Tratado es crucial para aumentar esta protección, a través de la creación de santuarios marinos que ayuden a mitigar la crisis climática y salvaguardar la seguridad alimentaria para los miles de millones de personas que dependen de los recursos de los océanos.
Debemos pedir a los gobiernos que, siguiendo su compromiso por la protección de los océanos, se sumen a una moratoria sobre la minería submarina, una nueva forma destructiva de minería que dañaría los océanos de forma irreparable.