Este 12 del 12 Antonio Antolin Bergara se tuvo que ir. Nuestro famoso aitona, Andoni para los amigos, aquellos (los Lagun Onak), que le recibieron con todo el amor 49 años después en su Altsasu natal.
Nacido en la II República, tuvo que emigrar junto con su padre, madre y hermano llegado el franquismo. Viajó en barco a Argentina, viaje que nunca terminó de olvidar. En la tierra de la plata, donde logró ser un destacado pelotari, que no pelotudo (como solía decir), vivió, conoció a Delia Astigarraga (otra vasca, vamos) con quien se casó y con quien tuvo 3 hijos: Iñaki, Pablo y Cecilia. Pocos años después, por un fatídico accidente, tanto el nonato que viajaba en el coche que atropelló a Pablito, como él mismo, fallecieron aquel día. También tuvo que despedirse de sus padres y hermano en aquella tierra. Huido de una dictadura, le tocó vivir alguna que otra más, y tras aquel famoso corralito, llegó el momento de volver a Navarra, pero esta vez lo hacía con su mujer, hijo e hija y la familia que estos ya habían formado.
Buen cantante, mejor cuentachistes; no pasaba día que no tuviera uno para intentar hacerte sonreir, anotado en su libreta o en su memoria. No había comida o celebración en que no se cantara una jota o ranchera, en castellano o en euskera. Pero ni toda la alegría del mundo hace eterno al ser humano. Al final tocó decir agur. Se va uno de los grandes, el aitona, y lo hace igual que como vivió: jodido pero contento.
*Su quinto nieto