Síguenos en redes sociales:

Raro, raro, raro

Ya estamos de vuelta los comumnistas, como ayer anunciaba este periódico aquí en la contraportada. Yo, por mi parte, tengo la intención de poner en común con vosotras-os esas cosas chocantes que a veces se ven por aquí y por allá.

Un ejemplo: a estas alturas del siglo XXI, con tanto GPS y tanto satélite vigilándonos desde las alturas, se hace extraño que no haya un método más científico para corroborar que una persona ha estado en la cima de un ocho mil, que unas fotos y una entrevista con una adorable anciana. La susodicha es Elizabeth Hawley, conocida como la notaria del Himalaya. Ella es quien entre té y té y pastita y pastita, somete a los alpinistas a unos estrictos cuestionarios con el fin de averiguar si realmente han estado donde afirman que lo han hecho.

Otra situación bastante surrealista es la que viven en el valle de Salazar como consecuencia de la aplicación literal de la Ordenanza de la Junta del Valle, en vigor desde 1976. Esta ley establece que para poder optar a formar parte de esta institución es necesario ser varón y mayor de edad, ser nativo del valle o estar casado con nativa, tener casa y residencia efectiva un mínimo de nueve meses al año, no hallarse en deuda con la Junta y no ser funcionario público ni empleado de la Junta y aclara que se entiende por nativo el nacido de un matrimonio con casa abierta en el valle al tiempo de su nacimiento. En años anteriores han hecho la vista gorda en muchas ocasiones. Ahora, sin embargo, han decidido aplicar a rajatabla el texto, con lo que una buena parte de la población más joven y dinámica se queda sin poder participar en la institución más importante para el presente y el futuro del valle.

En fin, situaciones un tanto sorprendentes, como el anuncio de divorcio de la señora Barcina, ahora que comienza la cuenta atrás para las elecciones o la aparición en televisión de su todavía esposo poniendo en venta su casa de Somo por dos milloncejos.