Noticias del rajoyato
A ver si he leído bien, que puede ser que no. Uno de los chinos encarcelados tras destaparse parte de la mafia de Gao Ping se querella contra jueces y fiscales por atentado a su libertad, la que le fue devuelta por defecto de forma, no porque fuera inocente de un colosal delito continuado de evasión de capitales, fraude, blanqueo de dinero y demás amenidades que van unidas al crimen organizado. La forma nos puede. Nos evita tener que mirar por fuerza el fondo de los asuntos incómodos, algo que puede esperar a que a las ranas les salga pelo.
Entre tanto, el escritor Willy Uribe seguía ayer en huelga de hambre para pedir la libertad de David Reboredo, un toxicómano rehabilitado que el Gobierno ha metido en prisión, mientras indulta a policías condenados en firme por torturas, y a otros, a otros, corruptos hasta las cachas. La desproporción es propia de una dictadura de baja estofa.
Y mientras Uribe sigue en huelga de hambre desde hace veinte días, y Reboredo en prisión, en las calles de Madrid se clama por el cese de los montajes policiales y del encarcelamiento en régimen de aislamiento especial FIES (equivalente a torturas), de Alfon Fernández Ortega, un joven de 21 años, de Vallecas, que es el único detenido de las protestas del 14-N tras una rocambolesca actuación policial. Los ciudadanos tienen derecho a saber si en este y en otros casos relacionados con masivas detenciones callejeras y malos tratos denunciados, se han fabricado pruebas para incriminar a los detenidos. Entre tanto, Alfon sigue detenido, pese al clamor popular que exige su liberación. Su abogado dice que: "No tenemos capacidad de defensa ante un informe policial que no conocemos". Ay, los informes policiales qué lejos pueden llegar y qué indefensión producen en el ciudadano. La partida de la porra, titulaba el otro día El País, un editorial para referirse no ya a que estemos en manos de porristas, sino a los informes sin firma que acosan a políticos y personalidades catalanas redactados en base a datos suministrados por delatores de profesión (informadores) anticatalanistas y antiseparatistas. Solo escribirlo produce sonrojo, asco. Pero eso no es nuevo. Nada de lo anterior es nuevo. Lo que ocurre es que no se quería ver, ni mucho menos admitir. Mirar para otra parte era una decisión política en el caso de los detenidos. Nunca se ha hablado de los jóvenes vascos que han pasado meses y hasta años en prisión preventiva, y finalmente han salido en libertad sin cargos. Si eso no es un abuso, deberían explicarlo.
Y por seguir con este recuento de despropósitos que tienen los tribunales como escenario. Al promotor de la fiesta criminal del Madrid Arena le detienen, aunque luego le dejan en libertad previo pago de una fianza de 200.000 euros y la retirada del pasaporte porque hay riesgo de fuga. Yo no entendí bien por qué le detenían cuando la Botella (la pava a la que se le rebelan los mendigos) y la Cifuentes (responsable directa de la brutalidad policial y de cientos de atropellos ciudadanos) declararon, con las víctimas sin recibir sepultura, que todo estaba dabute y cumplía todos los requisitos de seguridad, hasta los que todavía no se han inventado, tanto que hasta un hijo suyo había estado de chupaco en la farra, qué mejor prueba. ¿Nunca se va a investigar cuál es la responsabilidad política y penal de esta gente en sus trapisondas? Claro que no. Qué pregunta más tonta la nuestra. Pero es de reparto.
Tiene gracia, es decir, no tiene ninguna, que las prisiones provisionales solo las puedan eludir quienes tienen dinero suficiente. Es un sarcasmo, uno más, que soportamos con más estoicismo del debido. ¿Hasta cuándo?
"Hablarán los tribunales", se dice para eludir el dar explicaciones exigibles porque se sabe que no lo harán. Como no lo van a hacer de la trastienda de la noticia que reza: Una asociación de militares amenaza con la intervención del Ejército en Catalunya (y van dos). No es un asunto ministerial, sino judicial. Pero no, no caerá esa breva. La intocabilidad de la casta aumenta en la misma medida que su presencia en la sociedad. No en vano, Rajoy ha destacado en su viaje de catering a Afganistán "que España es más segura gracias a los militares en el exterior". Por una vez el mentiroso que tenemos por presidente, auténtico vicio el suyo, dice algo aproximado a la verdad, porque, visto lo visto, sus tropas, cuanto más lejos mejor, más seguros estamos...
Hay más, mucho más, porque el gusto por las arengas cuarteleras de Rajoy es inmoderado. Solo así se entiende que en el mismo viaje de turismo militar, por completo innecesario, dijera que "si todos trabajaran como los militares "las cosas irían mejor". No tenía ninguna necesidad de insultar a los ciudadanos no uniformados y en paro para elogiar a los militares. Ninguna. Elogiar a unos ciudadanos insultando a otros es otro rasgo de la marca España, un estilo. Lo que Rajoy ignora a sabiendas y calla es que tiene casi seis millones de españoles que no trabajan porque no tienen trabajo, mientras él y los de su casta parasitaria se han hecho ricos. Y sobre la presencia de España en Afganistán, más allá de las fechas dadas hace nada, habrá que maliciar si no hay de por medio negocio armamentístico con beneficiarios privados o encubiertos ligados a Defensa.
El trabajo bien hecho que elogia e impulsa Rajoy debe ser el que practican los diputados del PP que, mientras se debatía la conversión de la sanidad pública, de la salud en definitiva, en un negocio privado, jugaban a juegos electrónicos con aparatos de lujo conseguidos gratis total. El Posada, repantigado, prepotente, el que dice: "Los diputados de Amaiur se han comportado perfectamente, no he tenido queja de ellos", como si fuera un carcelero y no el presidente de la Cámara, nada dice en cambio de esos diputados del PP que han hecho gala de parasitismo social y han insultado a la ciudadanía pidiendo perdón, porque esos perdones son ya insultos redoblados. Lo volverían a hacer, lo volverán hacer. Solo les preocupa el haber quedado mal, la fachenda, la forma, nunca el fondo, el del pozo negro que llenan a diario: mefítico.