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Cenando con la tía Josefina

¿QUÉ demonios es una sesión de reporte?" me preguntó la tía Josefina, mientras rechupeteaba la cáscara del caracol que le había tocado de regalo con las acelgas de la cena. "Pues una sesión informativa. Una reunión en la que se da a conocer un proyecto, un balance? ese tipo de cosas".

"Ya", respondió lacónicamente, al tiempo que hacía un gesto de dolor, imagino que por la cadera rota que la ha llevado al hospital. "Y en tanta sesión de reporte, tanta junta de fundadores, tanta permanente y tanta gaita, ¿de qué hablaban si aquí todo el mundo dice que ellos no sabían nada de nada?".

"Pues?" respondí yo, sin saber muy bien qué decir. "Pues de sus cosas, de la crisis, de la necesidad de salir al exterior a buscar capitales?".

"Ya", contestó sacando del puré un bonito abalorio azul turquesa y limpiándolo con la servilleta. "A mí lo que me parece es que lo ataron todo muy bien para forrarse. Ahí no sabía nadie cómo funcionaba el asunto, ni lo que hacían ni cobraban los otros: cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Sólo sabían que había dietas, buenas dietas, no como las de aquí, y ¡hala, a vivir! Dame pan y llámame tonto, hasta que se ha descubierto el pastel."

"Bueno sí. Se podría resumir así", le dije mientras ordenaba los túperes y las bolsas acumuladas en la ventana.

"¿Y qué andan ahora diciendo que en el Ayuntamiento también han estado cobrando el oro y el moro, y firmas falsas y esa Eguino '24 reuniones de grupo consigo misma'? ¡Pero si son ellos mismos, los de UPN, los que han organizado todo ese tejemaneje! Pero ¿qué pasa? ¿que nos quieren hacer creer ahora que todos los políticos son igual de malos? Y luego nos dirán que mejor poner otra vez a los tecnócratas del Opus a organizar todo como en tiempos de Franco? Oye mi chica, me tienes que buscar en el ordenador eso de Naiz, o como se llame, que van a poner la película de la caja el lunes a las diez de la noche y no me la quiero perder."