En ocasiones veo licencias
Son licencias de radio para emitir en Navarra. Están, pero no están. Una dicen que es del Opus y la otra de una radio zombi que hace ya tiempo dejó de existir. Pero en realidad no son de nadie. Desde el concurso del 98 andan yendo y viniendo por los juzgados, errantes, como almas en pena. Durante este tiempo en tres ocasiones tres, los jueces han ordenado que se acabe ya con este eterno y carísimo deambular sin sentido y que el Gobierno de Navarra concluya de una vez el proceso de reparto sin trampas. Yo sé que en el Palacio de Navarra suceden fenómenos paranormales.
De hecho, en aquel concurso de hace 15 años, Euskalerria Irratia, que iba en primer lugar en la puntuación según los técnicos de la Mesa de Contratación, pasó inexplicablemente a un tercer lugar de manera misteriosa. Todo ocurrió cuando el expediente fue trasladado de la Mesa al interior de un despacho y es allí donde, de pronto, brotaron como aliens unos puntos que al final pusieron a NET-21 y Radio Universidad de Navarra en los dos primeros puestos.
Algo que tampoco alcanza a entender la razón sucedió en 2006 cuando se le hizo a la empresa consultora Doxa el encargo de terminar de puntuar los proyectos, pero con la condición de que el resultado fuese el mismo. ¿Qué ocurrió en esos oscuros despachos donde entra menos luz que en la casa de Los otros? Puede que todos estos casos de poltergeist tengan su origen en fuerzas de ultratumba, no en vano la Diputación está construida al lado de los enterramientos musulmanes y las termas romanas que se cargó Yolanda Barcina para construir el parking de la plaza del Castillo. Y para terminar confieso que también he visto en sueños a Sánchez de Muniáin corriendo en triciclo por los pasillos de la sede de UPN como el niño de El resplandor que gritaba "REDRUM!", (MURDER, en inglés asesinato, escrito al revés), sólo que el consejero iba riendo y gritando SOCSAV SOREDOJ!