Euskarafobia aguda
El martes le preguntaron a Sánchez de Muniáin qué va a hacer el Gobierno con relación a la sentencia del Tribunal Superior que confirma la anulación del último reparto de licencias radiofónicas en Navarra. Desde 1998 tres tribunales han dado la razón a Euskalerria Irratia y a quienes defienden que ese concurso fue irregular y que las dos licencias adjudicadas a Net-21 y Radio Universidad de Navarra fueron dadas a dedo.
La respuesta del consejero fue que legalmente tienen tiempo hasta el 10 de mayo para decir qué van a hacer y que antes de esa fecha sacaran una ley foral que ponga en marcha el procedimiento pertinente.
Se supone, por lo tanto, que los asesores en la materia estarán trabajando a fondo, y echando humo por las orejas, para ver cómo sortean los obstáculos legales con el fin de dejar a Euskalerria Irratia empantanada una vez más. Y ¡ojo!, que no es tarea fácil darle la patada a la emisora que mejor puntuación obtuvo en los apartados que valoró la mesa de contratación y que además después ratificaron los informes periciales solicitados por los jueces. No es sencillo echar por tierra la labor informativa de una emisora que lleva 26 años trabajando día a día, con un número cada vez mayor de oyentes, colaboradores y socios y cuyos dos únicos "pecados" son llamarse Euskalerria y emitir en euskera.
Se tienen que estrujar las meninges, otra vez, porque no es algo tan sencillo como el ahogo económico que lleva consigo la retirada de todo tipo de ayudas a todo lo que tenga que ver con la lengua navarrorum, aunque, la verdad, parece que cada vez les importan menos las consecuencias legales y sociales de su euskarafobia aguda.